Pese a que la historia del Labrador comienza en Canadá, su desarrollo y popularidad se dio en Gran Bretaña. Antes de la I Guerra Mundial, se obsequió por parte de un importante club inglés de Labradores a los deportistas (de pruebas de campo) de Long Island, con algunos ejemplares.

Actualmente, el Labrador es un perro que reina en el país americano, en todos sus colores y tamaños. Siempre ha estado en el top de la última década como mascota familiar, y ahora es el número uno en cuanto a elección de los dueños para tener un perro en casa.



 

¿Dónde nace la raza labrador?

Como su propio nombre indica, este perro es originario de la Península de Labrador, en Canadá. O mejor dicho, y para ser más exactos, el origen se concentra en la isla de Terranova. Está un poco más al norte, y antiguamente estaba habitada por los esquimales de Dorset.

Nos remontamos al siglo XVII, cuando los pescadores habitaban la isla con unos perros de compañía. Esta raza fue bautizada en un primer momento como «Perro Menor de Terranova». Esto fue así, porque suponían que estaban emparentados con los Terranova. De hecho, ambas razas comparten una característica: los dedos palmeados.

Esto hacía que tuviera un apoyo firme de los pies en las tierras gélidas y complicadas de la zona, e incluso que pudiera nadar en esas aguas tan frías. Los pescadores usaron a estos perros tan versátiles para ayudarles a cazar, sobre todo aves. Los primeros ejemplares eran de color negro y más pequeños que los Labradores actuales.



 

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